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¿QUÉ ES LA INFLACIÓN Y POR QUÉ HAY UN AUMENTO MUNDIAL?

El aumento de precios y la disminución del poder adquisitivo son una situación cotidiana para muchos de nuestros países. Pero últimamente la situación parece haberse salido de las manos en todo el mundo. Conoce qué es y cómo está afectando a cada región.


mujer mirando índices de inflación asinko


¿Qué está ocurriendo en 2022?


Los precios normalmente cambian, pero cuando se produce un aumento generalizado por un período sostenido de tiempo estamos frente a un proceso inflacionario. Cuando hay inflación, con cada moneda podemos adquirir menos bienes y servicios.

¿Por qué se produce? Las corrientes monetaristas llegaron al consenso de que el crecimiento excesivo de la oferta de dinero causa tasas de inflación alta. Es decir, la relación entre la oferta y la demanda de una moneda puede provocar una huida de esta y aumentar la inflación.


En estos momentos estamos viviendo una inflación de oferta, derivada de incrementos en los precios de la energía y problemas de distribución de insumos, relacionada con los cierres de actividades por COVID-19. Los subsidios que realizaron gobiernos durante la pandemia para prevenir la caída de la economía dispararon la demanda, pero hubo rupturas en cadenas de suministros que limitaron la oferta.


Esto es positivo porque si la situación se regularizara, los precios probablemente vuelvan a sus rangos previos. Sin embargo, nadie sabe cuánto durarán las trabas en las cadenas globales de suministros, especialmente con la guerra Rusia-Ucrania. Si se llegara a producir una recesión económica acompañada de alta inflación, comenzaría un proceso conocido como estanflación. Este escenario está considerado uno de los peores posibles por la dificultad de su manejo y corrección.



¿Se puede controlar la inflación?


Los bancos centrales tienen la tarea de mantener la tasa de inflación baja y estable, porque controlan la emisión monetaria mediante la fijación de las tasas de interés. Lo hacen a través de transacciones en el mercado de divisas y mediante la creación de la banca de reserva.


Cómo manejarla depende generalmente del tipo de inflación. Si su causa es la demanda, debe enfriarse la actividad económica con, por ejemplo, una política monetaria con subida de los tipos de interés. En cambio, con la inflación de oferta no es tan sencillo: si se retrae la demanda agregada puede generarse una recesión económica. Ni hablar de la inflación galopante o la inflación generada por expectativas de inflación, que se torna un círculo vicioso.


Se espera que la inflación se contenga en este año y comience a bajar en el siguiente, cuando desaparezcan las últimas consecuencias globales del rebote de COVID-19. Dependerá de las medidas que apliquen los Bancos Centrales y si logran atacar la inflación en el momento justo. Si pensabas que tu país estaba solo en esta situación, sigue leyendo para ver qué ocurre en distintas partes del globo.



Inflación en Latinoamérica


El alza de precios está afectando a todo el continente. En Ecuador, las protestas impulsadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador frenaron todas las actividades durante 18 días. El paro más largo de los últimos años, se debe al aumento del transporte y los alimentos básicos, como los huevos y el plátano verde que duplicaron su valor en una semana.


Los chilenos tampoco estaban acostumbrados a la inflación y en el último año superó el 12% después de tres décadas de estabilidad. Perú también tuvo la inflación más alta de los últimos 25 años, se está intentando combatir con impuestos selectivos. Colombia tomó otra estrategia para frenarla: el Banco de la República aplicó un alza altísima en su tasa de interés del 7.5%.


En México la inflación afectó principalmente a los precios de carnes y medicamentos, con medidas para paliar el precio de los combustibles. Argentina es un país acostumbrado a la inflación, pero ha entrado en una espiral incontenible. Pese a las medidas aplicadas, se espera que alcance el 70% en 2022.



El aumento de precios en Estados Unidos


Con bonos de $1000 para cada ciudadano y otras medidas del estilo para paliar la pandemia, la Reserva Federal y el gobierno de Biden inundaron de liquidez la economía y la demanda se disparó. Además, debido a la guerra, el precio de la nafta se disparó.


Estos dos elementos llevaron a Estados Unidos a su mayor inflación en cuatro décadas.

El galón se elevó un 50% en un año, pero también derivó en un aumento del precio de coches nuevos, billetes de avión y los alimentos. Para contrarrestarlo la Reserva Federal, los famosos anuncios de la FED, comenzaron a subir los tipos de interés (incrementando el costo de los préstamos para negocios y consumidores). El riesgo es provocar una recesión y la influencia de esta situación al resto del continente.



Europa sigue la ola inflacionista


La guerra es el principal detonante de la inflación en Europa, por lo que en el viejo continente el escenario es incierto. La energía es lo que más incrementó el costo de vida, con un incremento del 40% anual. Los alimentos se sitúan luego y los bienes industriales en tercer lugar, con porcentajes menores al 10%.


Sin embargo, en cada país golpeó de manera distinta. Los países bálticos son los más afectados, por su cercanía al conflicto y dependencia de las importaciones rusas. En Estonia, por ejemplo, llegó a alcanzar una tasa de inflación del 20%.


Pero ningún país se encuentra por debajo del 6% interanual, una situación completamente atípica para su fuerte economía.

El euro y el dólar alcanzaron la paridad por primera vez en 20 años. Los tipos de interés a los que el BCE presta a los bancos semanalmente están en el 0 % y su tasa de depósito en el -0,50 %, mientras que los tipos de la Fed están entre el 1,5 y el 1,75 %. Se esperan medidas más agresivas de la comunidad europea para detener la inflación.


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